Mtra. Susana Sánchez Nava
- Ernesto Monjaras Hernández
- 18 sept 2018
- 2 Min. de lectura

Susana Sánchez Nava nació el 28 de junio de 1987 en San Mateo Otzacatipan, municipio de Toluca, Estado de México. Creció en un ambiente rural. Desde pequeña empezó su interés por el campo, ya que sus papás se dedicaban a cultivar maíz. En ese momento le llamó la atención la agricultura. A la edad de cinco años llegó el momento de ingresar al jardín de niños, ahí permaneció por un año y en seguida ingresó a la primaria Miguel Hidalgo y Costilla. Nueve años después empezó sus estudios en la preparatoria número tres, plantel "Cuauhtémoc", de la Uaemex.
En el año 2004 ingresó a la Universidad Autónoma del Estado de México para estudiar la licenciatura en Ingeniero Agrónomo Fitotecnista en la Facultad de Ciencias Agrícolas. Terminó sus estudios en 5 años. Dejó pasar medio año e inmediatamente regresó a la Facultad de Ciencias Agrícolas para empezar a estudiar la maestría en el programa de Ciencias Agropecuarias y Recursos Naturales, donde permaneció estudiando por dos años.
En el 2012, después de haber egresado, tuvo la fortuna de ser contratada en la Facultad de Ciencias Agrícolas, donde el primer trabajo que desempeñó fue la coordinación de apoyo académico y de producción. Tiempo después trabajó en la misma Facultad como asistente de investigación en dos variedades de cereales (trigo y teosintle). En ese tiempo recibió una beca por parte de la Universidad gracias a su desempeño laboral. Después de haber terminado el periodo de investigación le ofrecieron ser coordinadora de la carrera de Ingeniero Agrónomo Fitotecnista, donde ella considera que desarrolló un excelente trabajo. En este periodo apoyó bastante a los alumnos, asesorándolos en cualquier duda que surjía de ellos.
Al mismo tiempo que estaba a cargo de la coordinación, impartió la materia de manejo integrado de malezas, donde su objetivo era formar alumnos competentes en el manejo integrado de malezas.
Un aspecto muy importante para ella es que le gusta asesorar a agricultores. Gracias a este interés fue integrante de un programa llamado “parcelas demostrativas”, donde el agricultor solicitaba a un ingeniero para que pudiera mejorar los cultivos. Este trabajo le sirvió de mucho porque lo aprovechaba al máximo, ya que llevaba a práctica a sus alumnos y ella seguía adquiriendo más conocimientos.